Batman: Año Uno se centra no solamente en los comienzos del señor de la noche como guardián de Gotham City, sino también en el ascenso del policía James Gordon hasta alcanzar su nombramiento como comisionado de policía. Y es que la vida de ambos personajes convergerá en una relación que será el contrapeso al crimen organizado de la ciudad.
Después de haber pasado su juventud fuera de casa, Bruce Wayne retorna tras doce años de entrenamiento físico y mental, con el deseo de otorgarle orden a la ciudad que lo vio nacer. Aun con la crisis y el trauma por la muerte de sus padres, el joven Bruce se devana los sesos buscando la manera adecuada de combatir las fechorías que tiene de rodillas a Gotham; y mientras lo intenta, va cometiendo errores (participando en riñas que lo llevan a la detención; atacando a mafiosos que lo dejan herido) que van puliendo sus habilidades en la tarea que se ha impuesto.
A su vez, el teniente Gordon venido de Chicago con la intención de instalarse junto a su esposa y desarrollar su trabajo, se encuentra con una comunidad azotada por el terror, y en especial, por la corrupción que inclusive invade el departamento de policía. Y que el intenta oponerse con resultados poco gratos.
Es de destacar que la película –basada en el comic homónimo y creado por el bien conocido Frank Miller–, se centra en mayor medida en la vida de James Gordon, más que en la del mismo Batman, haciendo esta historia más íntima y seria, y netamente policiaca.
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